A Pleno Sol
La verdad es que la Constitución dominicana en pocas ocasiones ha tenido la fuerza que demanda el proceso institucional. Ha sido un documento manoseado por los dictadores de sable, o por los déspotas ilustrados. Las intervenciones extranjeros convirtieron a esa constitución en un simple pedazo de papel.
A nivel local, la frase se le puede atribuir al doctor Joaquín Balaguer, porque él en la práctica y en la teoría llevó la Constitución a ser un pedazo del papel más degradado. Se imponía la fuerza de las bayonetas en sus gobiernos.
Pero en ese siglo de oscuridades que fue el 20, los dominicanos gozaron muy poco de un régimen de derecho, respetuoso de la Constitución. Se dieron dos intervenciones militares norteamericanas, y los dictadorcillos de manigua dieron paso a Trujillo, que se metió las instituciones dominicanas en el bolsillo trasero del pantalón.
Sólo dos hombres de mano de hierro, un dictador de charreteras y un sátrapa ilustrado, ocuparon cincuenta años dirigiendo al Estado dominicano. Ellos eran el gobierno, la Constitución, los que mandaban en esta que consideraban su finca particular.
Hoy tenemos que luchar para fortalecer la Constitución. Que sea el alma y corazón de la nación. No se gana nada con panegiristas constitucionales que solo sirven para pontificar en charlas, tertulias y que no ponen su hombro al lado de los que luchan por lograr la consolidación de la democracia.
No podrá haber una constitución fuerte en el país, mientras las instituciones se muevan al capricho de los que en un instante determinado asumen el control de la vida pública. Parecería que se tiene una Constitución hecha a la medida, diseñada por un habilidoso sastre.
Por más que se quiera hablar de institucionalidad, si en un país la mayoría no sabe lo que es vivir en democracia, no podrá haber una Constitución fuerte. Es un pedazo de papel, si los ciudadanos son indiferentes a cumplir con lo que dictan sus artículos, y si los que tienen poder la violan descaradamente.
Algún día se tiene que imponer el principio de la ley en la República Dominicana. Hoy estamos en un remolino salvaje que todo lo sumerge, todo lo destruye, y no permite que florezcan las instituciones. En ese tenor es que se encuentra la Constitución, no puede estar un libro, sin importar cuál sea, sojuzgado por la anarquía ciudadana.
La Constitución puede ser un libro sagrado, pero está escrito por hombres. Son los hombres que la violan, son los políticos que la dominan y mancillan. Es cuando el poderoso piensa que está por encima del bien y del mal. Seguimos pensando que el país se tiene que civilizar, y ello no será posible si no se cuenta con una constitución firme y poderosa.
Es cierto, donde la Constitución es un simple pedazo de papel y nadie lucha por rescatarla, se termina en la anarquía, y del caos salen las dictaduras. Es el momento que los creadores de fantasía aprovechan. Es el instante en que se desangra la Patria.
La obligación hoy de los dominicanos es dar un paso adelante y luchar por mejores condiciones de vida para todos. Si se respeta la vida y el proceso institucional entonces florecerá la Constitución y las libertades públicas. Hay que mantener los aires de libertad y que la democracia no doble las rodillas. La democracia firme y poderosa, es lo único que nos puede salvar de la dictadura. ¡Ay!, se me acabó la tinta.