La discriminación, la errónea percepción de que abordar temas religiosos en la prensa equivale a evangelizar, cómo mejorar el discurso religioso en los medios, la relación distante entre periodismo y religión pese a compartir objetivos tan comunes como la búsqueda de la verdad y el bien común.
Las anteriores son sólo algunas de las reflexiones expuestas en el “Primer Foro Latinoamericano de Periodismo y Religión: Desafíos y oportunidades”, realizado del 22 al 24 de marzo pasado, en el marco de un clima gélido y el sistema montañoso de esta ciudad bañado de blanco por una persistente nevada.
El encuentro fue organizado por las escuelas de Comunicación y de Derecho de la Universidad de Brigham Young (BYU) y la Asociación Internacional de Periodistas Religiosos (IARJ), ambas por sus siglas en inglés. Contó con la participación de 25 comunicadores de Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, Colombia, Uruguay, Guatemala, Bolivia y República Dominicana.
En la palabras de apertura del foro, Gary Doxey, director asociado para Latinoamérica del Centro Internacional de Estudios sobre Derecho y Religión de la BYU y miembro del comité organizador, explicó que el evento académico tuvo como propósito explorar la realidad del periodismo religioso en la región, así como los desafíos presentes para informar sobre los hechos políticos, económicos y sociales relacionados con el tema.
También identificar las oportunidades presentes para impulsar este género dentro del ejercicio periodístico, como una forma de promover la libertad y la justicia, así como fortalecer las democracias y proteger los derechos humanos.
En la primera sesión sobre “El papel central de la libertad de prensa, expresión y conciencia”, Ed Carter, profesor de la academia, expuso que medios e iglesias tienen garantizadas la libertad de expresión y cultos, pero una vez hacen uso de ella pueden generar reacciones negativas y conflictos.
Recordó que las leyes no protegen al periodista, sino al ejercicio, y en el caso de las religiones, los Estados suelen discriminar diversas manifestaciones de la fe y el periodismo, aunque ambas coinciden en propósitos sociales esenciales, como la búsqueda de la verdad y el bien común.
Mientras Cole Durham Jr., director fundador del Centro Internacional de Estudios sobre Derecho y Religión y profesor emérito de la Facultad de Derecho de la BYU, planteó que la libertad de religión y cultos es un derecho “abuelo”, ya que los derechos humanos tienen su génesis en los conflictos religiosos.
El académico, considerado una autoridad mundial en el tema de derecho y religión, exhortó a los medios a “no discriminar” en su relación con las iglesias, porque “tienen la tarea de promover la diversidad en la manera de vivir y eso incluye la libertad religiosa”.
Mientras Asdrúbal Aguiar, representante de Venezuela en el foro, advirtió que los medios de comunicación están cediendo a lo emocional con las medias verdades y las noticias falsas, en un momento que lo digital y la política “desfocalizan” a todos los seres humanos.
Reportajes sobre religión
En la segunda sesión titulada “Desafíos únicos para los reportajes sobre religión”, participaron como expositores los comunicadores Peggy Fletcher, Elsie Sierra, Edison Veiga, Laura Muñoz López, Darío Rosario Adames y el autor de esta nota periodística.
Los panelistas plantearon que existe una brecha entre la cobertura de los temas religiosos, pese a que se puede hacer más periodismo sobre religión, aunque no sea necesariamente confesional.
Muñoz Lopez, director de “El Medio Comunica”, en Colombia, destacó la falta de dominio y rigurosidad en el tratamiento periodístico de los temas religiosos.
“La mayor preocupación del reportaje sobre religión en Colombia es brindar acceso y participación a la pluralidad de las comunidades de fe. Los contenidos doctrinales son de menor interés en comparación con otros temas de corte político, social y económico”, precisó.
Fletcher, con 32 años en cobertura sobre religión para el Salt Lake Tribune y vicepresidenta de IARJ, resaltó en su exposición las similitudes entre Utah y Latinoamérica, por la influencia de la religión en todos los aspectos de la vida social.
Es posible –precisó- realizar reportajes de interés sobre temas religiosos, aunque regularmente nunca se escribe sobre lo bueno que hacen las iglesias, porque eso se espera, sino sobre lo que hacen mal, porque es lo novedoso y lo inusual genera mayor interés.
Sierra, representante de Guatemala, ponderó la importancia de las religiones en las sociedades y su vigencia en la opinión pública. “Las sociedades cambian y las religiones ayudan a afrontar dichos cambios y a evolucionar de manera creativa”, añadió.
Veiga, periodista y escritor brasileño, se preguntó ¿cómo debería ser la religión cubierta en medios plurales y no confesionales? Y de inmediato precisó que no escribe sobre religión para hablar de Dios, sino del ser humano en sus debilidades e imperfecciones
“No importa si el periodista es religioso o no, la perspectiva del periodista debe ser respetuosa de todas las manifestaciones de fe, así como de las expresiones sociales y culturales”, agregó.
Adames, director del diario digital Acento.com, sugirió llevar a los medios esas historias humanas que también se verifican en el ámbito religioso.
Al puntualizar que los desafíos para escribir sobre religión son múltiples, citó la necesidad de hacerlo con “enfoques novedosos, mostrando a las personas con fe y con experiencias de fe transmisibles”.
Consideró que los mensajes deben elaborarse para las personas que no han tenido tiempo de encontrar su propia fe y las que tienen dudas. “Por tanto, en este sentido es necesario reflexionar sobre cómo generar contenido que sea inteligente, atractivo y que mantenga a los no convencidos interesados en lo que se les transmite”.
Salazar, subjefe de Redacción del Listín Diario, destacó el desinterés de los medios de comunicación en temas vinculados a la religión en sentido general, descuido en que la peor parte les corresponde a las llamadas iglesias evangélicas o protestantes, pues sus actividades apenas son tomadas en cuenta para fines periodísticos.
“Las noticias vinculadas con estas iglesias son puestas en primer plano o en los titulares de las portadas de los diarios, cuando ocurre algún escándalo con un líder religioso o cuando alguno de sus miembros se ve envuelto en una tragedia, como el caso de la pareja de esposos cristianos muerta a tiros a manos de una patrulla policial que los confundió con delincuentes, en marzo del 2021”, precisó.
Reconoció, sin embargo, que los obispos que integran la Conferencia del Episcopado Dominicano suelen ser más agresivos que los líderes evangélicos al momento de denunciar los males de la sociedad y los desaciertos de los gobiernos.
Salazar estimó que, pese a la marginalidad de los temas sobre religión en los medios dominicanos de comunicación, es posible realizar trabajos de investigación con enfoques creativos y novedosos, brindando contenidos de mayor interés, especialmente para la audiencia amplia y variada que ha migrado hacia las plataformas digitales, un fenómeno que se acentuó luego de la pandemia del Covid-19.
Las secciones cuatro y cinco versaron sobre “Periodismo religioso en un contexto político” y “El papel del periodismo en el aumento de la alfabetización religiosa”, respectivamente.
Rafael Gutiérrez, director para el área del Caribe de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, afirmó que la fe y el periodismo han caminado por rumbos distintos, pese a que ambos procuran el bien común.
“Periodismo y religión pueden ser grandes aliados en la promoción de la justicia y la dignidad de la personas”, declaró el comunicador, quien planteó que periodistas y líderes religiosos pueden aunar esfuerzos y “servir de contrapeso para el poder político”.
Gutiérrez también indicó que la Iglesia sirve de enlace para este tipo de eventos como una forma de fomentar acercamientos con otras entidades y los líderes de opinión de los países donde opera, además de crear oportunidades para conocernos y trabajar juntos en bien de la sociedad.
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Propuestas
Para los organizadores, la primera versión del foro marca el inicio de lo que podría ser una larga tradición de celebraciones periódicas de este evento.
Entre las propuestas planteadas al final del evento, expuestas en la sesión seis titulada “¿Qué podemos hacer?”, está fortalecer este foro y constituirlo en un evento académico abierto y estable en el tiempo.
Además, contemplar una filial de la IARJ en Latinoamérica, compartir el contenido del evento para que sea usado con fines educativos en torno al tema y considerar una cátedra en educación religiosa general para periodistas.
Otras dos sugerencias fueron organizar talleres de educación sobre el tema dirigido a la clase periodística y estudiantes de la carrera, además de invitar para próximos foros a jóvenes comunicadores vinculados al área digital.