Hong Kong
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China dio a conocer el martes un plan para profundizar la integración entre la provincia costera de Fujian y el autónomo Taiwán, promocionando los beneficios de una cooperación más estrecha a través del Estrecho mientras envía buques de guerra alrededor de la isla en una demostración de poder militar.
El directivaemitido conjuntamente por el Comité Central del Partido Comunista Chino y el Consejo de Estado, promete hacer de Fujian una “zona de demostración” para el desarrollo integrado con Taiwán, y el “primer hogar” para que los residentes y empresas taiwaneses se establezcan en China.
El documento, aclamado como un «plan» del desarrollo futuro de Taiwán por los expertos chinos. citado en los medios estatalesllega en un momento delicado en las relaciones a través del Estrecho mientras Taiwán se prepara para su elecciones presidenciales en Enero.
También se produce mientras China continúa aumentando la presión militar sobre Taiwán, una vibrante democracia de 24 millones de habitantes que el gobernante Partido Comunista de Beijing reclama como su territorio, a pesar de nunca haberla controlado.
Antes de la publicación de su plan de integración por parte de Beijing, esta semana se vio a un portaaviones chino y alrededor de dos docenas de buques de guerra chinos reuniéndose en aguas cercanas a Taiwán, según las autoridades taiwanesas.
China ha adoptado durante mucho tiempo una estrategia de palo y zanahoria hacia Taiwán, amenazándolo con la perspectiva de una invasión militar y al mismo tiempo ofreciendo oportunidades de negocios e intercambios culturales a aquellos que cree que son más receptivos al punto de vista de Beijing.
Dado el grado en que los lazos a través del Estrecho se han desgastado en los últimos años, aún no está claro qué tan receptivos serán los de Taiwán a la amplia propuesta de China.
El miércoles, Wang Ting-yu, un legislador taiwanés del gobernante Partido Democrático Progresista, dijo que el plan de integración era “ridículo”.
«China debería pensar en cómo puede hacerse cargo de sus deudas incobrables, pero no en cómo puede llevar a cabo un trabajo de frente unido contra Taiwán», dijo Wang en un mensaje de vídeo, refiriéndose a los esfuerzos del gobierno para promover los objetivos de Beijing en el extranjero.
El concepto de convertir a Fujian en una zona de desarrollo integrado con Taiwán apareció por primera vez en el documento oficial de China en 2021, pero no proporcionó ningún detalle en ese momento.
En junio, cuando un alto líder chino planteó el plan de integración en un foro, el Consejo de Asuntos Continentales de Taiwán calificó la propuesta de “sin sentido” e “inútil”, diciendo que no estaba en línea con las expectativas públicas de Taiwán y “menospreciaba” a Taiwán.
CNN se comunicó con el Consejo de Asuntos Continentales de Taiwán para solicitar comentarios.
En la directiva, Beijing promete mejorar el entorno para que las empresas taiwanesas hagan negocios en Fujian, profundizar la cooperación industrial y de capital y alentar a las empresas taiwanesas a cotizar en las bolsas de valores chinas.
Por primera vez, se permitirá a las empresas taiwanesas invertir y establecer empresas de producción de radio y televisión en Fujian en un programa piloto.
La directiva también busca atraer a trabajadores y familias taiwaneses para que se establezcan en Fujian. Promete mejorar los programas de bienestar social para facilitar que los taiwaneses vivan y trabajen en la provincia, incluida la compra de propiedades, y promete igualdad de trato para los estudiantes de Taiwán que se matriculen en escuelas públicas.
Los observadores chinos señalaron que “el documento equivale a esbozar el plan de desarrollo futuro de la isla de Taiwán, que se espera que obtenga una fuerza impulsora y una perspectiva de desarrollo más amplias al integrarse con Fujian”, dijo el Global Times, administrado por el estado.
Fujian, una provincia de 40 millones de habitantes en el lado occidental del Estrecho de Taiwán, es la más cercana a Taiwán tanto geográfica como culturalmente.
Muchos taiwaneses son descendientes de inmigrantes de Fujian que llegaron en oleadas a lo largo de los siglos, trayendo consigo el dialecto, las costumbres y la religión que formaron la columna vertebral de la cultura tradicional entre la población mayoritaria Han de Taiwán.
El gobernante Partido Comunista de China ha intentado durante mucho tiempo utilizar la proximidad geográfica, histórica y cultural entre Fujian y Taiwán como argumento para una integración económica y social más estrecha –y una eventual unificación– con la isla.
Un enfoque particular de los esfuerzos de integración de Beijing recae en las islas periféricas de Kinmen y Matsu, que están ubicadas mucho más cerca de Fujian que Taiwán y han compartido históricamente los vínculos más fuertes con el continente.
En la directiva del martes, Beijing se compromete a acelerar aún más la integración entre las ciudades de Xiamen y Kinmen, que están a sólo unos kilómetros de distancia.
Promete explorar la cooperación en proyectos de infraestructura entre las dos ciudades, que permitirán transportar electricidad y gas desde Xiamen a Kinmen, y conectar las dos ciudades con un puente. Los residentes de Kinmen también podrán disfrutar del mismo trato que los residentes locales en Xiamen, según el plan.
También se han previsto medidas de integración similares para las ciudades de Fuzhou y Matsu.
Para algunos residentes de Kinmen, los planes para promover una mayor conectividad pueden resultar atractivos. Este año, una alianza multipartidaria de ocho concejales locales en Kinmen propuesto construir un puente hacia Xiamen para impulsar los vínculos económicos, como parte de una propuesta más amplia para convertir Kinmen en una zona desmilitarizada, o la llamada “isla de paz”.
Sentado en la línea del frente entre Taiwán y China, Kinmen se había enfrentado a numerosos ataques anfibios y bombardeos por parte del ejército chino en los años posteriores a la guerra civil china.
La propuesta de los concejales prevé retirar todas las tropas e instalaciones militares de Taiwán de las islas y convertir a Kinmen en un escenario para conversaciones entre Beijing y Taipei destinadas a «reducir las tensiones».
