Recientemente, la Inteligencia Nacional de EE.UU. desclasificó una seria de documentos que demostraban el papel del expresidente Barack Obama en la falsificación de reportes sobre la presunta interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.
Durante casi una década, en EE.UU., los medios de comunicación promovieron la agenda antirrusa, mientras que las autoridades realizaban política hostilcontra Rusia, acusando a Moscú de interferir en las elecciones presidenciales de 2016. Todos estos años tanto demócratas como republicanos criticaron al Kremlin por sus supuestos intentos de influir al resultado de los comicios sin sólidas pruebas.
Nueve años después, en EE.UU., se está desatando un escándalo en torno al expresidente Barack Obama, que actualmente es acusado de orquestar una narrativa sobre la presunta interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 y el apoyo de Moscú a Donald Trump. El escándalo plantea cuestiones no solo sobre las acciones de la Administración de Obama, sino sobre toda la política estadounidense hacia Rusia, incluidas las sanciones impuestas sobre la base de acusaciones inventadas.
«Sabían que era falsa»
Esta semana y la semana pasada, las autoridades estadounidenses desclasificaron y publicaron informes de la Inteligencia Nacional de EE.UU. que, según la directora actual de la agencia, Tulsi Gabbard, contienen «pruebas irrefutables» de cómo el exmandatario y su equipo de seguridad nacional «dirigieron la creación de una evaluación de la comunidad de inteligencia que sabían que era falsa». Gabbard calificó las acciones de Obama y su Administración de «una grave politización y manipulación de la inteligencia» y «intención de deslegitimar al presidente Trump incluso antes de que tomara posesión«.
Mientras el escándalo gana fuerza, el propio Obama permanece en silencio, pero el Departamento de Justicia de EE.UU. ya ha anunciado la creación de una «Fuerza de Ataque» para evaluar las acciones del expresidente.
Debido al ‘Russiagate’, Moscú ha estado bajo sanciones estadounidenses durante casi una década. La narrativa de la influencia de Rusia en la política estadounidense y en el presidente Trump personalmente se ha mantenido durante años, especialmente durante la Administración de Joe Biden.
Cabe destacar que, a pesar de que Trump durante su primer mandato negara haber recibido apoyo del Kremlin, no se han hecho públicos los documentos que prueban la implicación de Obama en el escándalo. Así, estos documentos desclasificados demuestran que todas las acusaciones contra Rusia y la narrativa propugnada durante casi diez años por los políticos estadounidenses eran falsas.
¿Qué fue desclasificado?
Los primeros documentos fueron desclasificados por Gabbard el viernes pasado y revelaron que, en los meses previos a las elecciones de noviembre de 2016, la comunidad de inteligencia había evaluado sistemáticamente que Rusia «probablemente no estaba tratando […] de influir en las elecciones utilizando medios cibernéticos».

Un ejemplo se dio el 7 de diciembre de 2016, semanas después de las elecciones, cuando el entonces director de Inteligencia Nacional, James Clapper, declaró: «Los adversarios extranjeros no utilizaron ciberataques contra la infraestructura electoral para alterar el resultado de las elecciones presidenciales de EE.UU.».
La versión completa de los documentos muestra aún más citas y hechos que confirman la no implicación de Moscú. Así, según la revelación, funcionarios de Obama «filtraron declaraciones falsas a medios de comunicación».
Sin embargo, dos días después, la Casa Blanca reunió a los máximos responsables del Consejo de Seguridad Nacional para hablar de Rusia. Luego de la reunión, el asistente ejecutivo de Clapper envió un correo electrónico a los líderes de la comunidad de inteligencia encargándoles la creación de una nueva evaluación «a petición del presidente [Obama]» que detallara las «herramientas que Moscú utilizó y las acciones que tomó para influir en las elecciones de 2016», según la información presentada por Gabbard.
La versión completa de los documentos muestra aún más citas y hechos que confirman la no implicación de Moscú. Así, según la revelación, funcionarios de Obama «filtraron declaraciones falsas a medios de comunicación, entre ellos The Washington Post».
Este miércoles fueron descalificados nuevos documentos que también pruebanla implicación de Obama en la creación de ‘Russiagate’. Gabbard contó que, de acuerdo con los archivos, Obama y su equipo de inteligencia «fabricaron conclusiones a partir de fuentes de mala calidad, ocultaron pruebas e información creíble que refutaban sus falsas afirmaciones, desobedecieron las normas tradicionales de la comunidad de inteligencia y ocultaron la verdad al pueblo estadounidense».

Trump reacciona
Al ser desclasificados los informes, Trump acusó a Obama de orquestar la trama sobre la supuesta injerencia rusa en los comicios de 2016. El actual mandatario también afirmó que Clinton, su rival de ese momento, y Biden también participaron en esta conspiración en su contra.
«El mismo Obama fabricó la farsa de Rusia, Rusia, Rusia. La corrupta Hillary, el dormilón Joe y muchos otros participaron en esto. ¡El crimen del siglo! Pruebas irrefutables. ¡Una amenaza grave para nuestro país!», manifestó.
Posteriormente, en una rueda de prensa, Trump subrayó que Obama «intentaba liderar un golpe de Estado». «Encontramos pruebas absolutas. Esto no es como evidencia, es una prueba irrefutable de que Obama era sedicioso, que Obama estaba intentando liderar un golpe de Estado. Y fue con Hillary Clinton, con todas estas otras personas. Pero Obama lo lideró», aseveró, agregando que Obama era «el cabecilla».
La Oficina de Obama responde
Obama no respondió personalmente a las acusaciones en su contra, pero su vocero, Patrick Rodenbush, publicó un comunicado al respecto. «Por respeto al cargo de la presidencia, nuestra Oficina no suele dignificar con una respuesta las constantes tonterías y desinformaciones que salen de la Casa Blanca», reza el comunicado, agregando que las actuales afirmaciones de la Administración de Trump «son lo suficientemente indignantes» para «merecer» una respuesta.
«Estas extrañas acusaciones son ridículasy un débil intento de distracción […]. Nada en el documento publicado la semana pasada socava la conclusión ampliamente aceptada de que Rusia trabajó para influir en las elecciones presidenciales de 2016, pero no manipuló con éxito ningún voto», sostuvo Rodenbush, confirmando sus declaraciones con la referencia al informe de 2020 del Comité de Inteligencia bipartidista del Senado, dirigido por Marco Rubio.
¿Qué es el ‘Russiagate‘?
En 2016, tras la victoria electoral de Trump, las agencias de inteligencia estadounidenses de la Administración de Obama acusaron a Rusia de interferir en el proceso electoral estadounidense para apoyar la candidatura del republicano y desacreditar a su rival demócrata, Hillary Clinton. Las investigaciones sobre estas denuncias comenzaron ese mismo año.
En febrero de 2018, fueron acusados 13 ciudadanos y tres entidades rusas de interferir en las elecciones y los procesos políticos en el país estadounidense. Según la acusación, los ciudadanos rusos organizaron mitines, compraron espacios de propaganda y encabezaron una ‘guerra de información’ a través de «ficticias personas estadounidenses en plataformas de medios sociales y otros medios basados en Internet». No obstante, no fueron proporcionadas ningunas pruebas al respecto.
A pesar de las acusaciones, un mes después, el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de EE.UU. cerrósu investigación sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones, al no encontrar pruebas de dicha alegación. Durante la investigación, los legisladores estadounidenses revisaron más de 300.000 documentos y entrevistaron a 73 testigos, incluyendo al exestratega de la Casa Blanca, Stephen Bannon, a Donald Trump Jr. y al yerno y asesor principal del presidente Trump, Jared Kushner.

Cabe destacar que, desde Moscú, siempre describieron tales acusaciones como infundadas, al tiempo que el presidente Vladímir Putin las calificó de «histeria». «¿Alguien piensa seriamente que Rusia puede influir en la elección del pueblo estadounidense? ¿Es EE.UU. una especie de ‘país bananero’?», dijo el mandatario en aquel entonces. Mientras tanto, Trump durante las investigaciones calificaba el caso de «caza de brujas«.
Documentos desclasificados confirman la no participación de Rusia en cualquier interferencia en las elecciones estadounidenses, y también indican que la agenda antirrusa en los medios estadounidenses y la política hostil de Washington contra Moscú se han construido sobre informes falsos durante todos estos años.
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