“Soy sobreviviente de toda la ignorancia social, soy sobreviviente de toda la transfobiasoy sobreviviente de toda aquello que la gente no comprende…”
A sus 43 años, Geraldine Monroy huyó de su amado México, pues dice que ser trans en el mundo es un peligro. Pero serlo en México, es sinónimo de la muerte, así que emprendió su viaje hacia Estados Unidos.
“Tener que haber dejado mi país, la noche en la que tuve la mala fortuna de ser víctima de la transfobia, ya que un delincuente se obsesionó conmigo y al no aceptar sus propuestas, la noche que quise matarme fue la noche que tuve que dejar todo atrás”, sostiene Monroy.
Dejar todo atrás y llegar a una cultura con costumbres diferentes, no le fue fácil, y aún tiene mucho por aprender y caminar.
“Si bien este país nos da cierto respaldo social y de seguridad policíaca, pues seguimos teniendo riesgos, porque, porque también hay mucha comunidad latina que sigue predominante por la ignorancia, por el machismo, la transfobia, la homofobia”, continúa diciendo Geraldine Monroy .
Asegura que poco a poco se adopta a esta nueva etapa de su vida, siempre en busca de la felicidad.
“Quisiera poder tener más capacidades para poder readaptarme todavía a esta nueva etapa de mi vida, pero me da fortaleza recordar, que afortunadamente sigo viva, que afortunadamente puedo representar a todas aquellas que tristemente ya no están”, explica.
Actualmente, Geraldine, trabaja como consejera de la organización Translatinx Network, que promueve el desarrollo saludable de las personas trans mediante la prestación de una amplia gama de información y servicios.
“Hacernos más visibles, todavía de una manera más positiva, que la gente entienda qué pensamos, que sentimos, que estamos en este plano terrenal porque fue un destino maravilloso de donde quiero que provenga”, dice Geraldine Monroy.
Según datos de la organización del Banco Mundial, la esperanza de vida de las personas trans es de 30 a 35 años, debido a la violencia, discriminación y rechazo que viven por su identidad y expresión de género, además de los efectos en su salud, por eso Geraldine agradece tener 47 años.
Monroy recuerda que: “Aún con todas las vejaciones de las cuales fui víctima, sigo viva, muchas de mis compañeras, mis hermanas transya no tienen oportunidad.”
Y aunque le duele mucho, recuerde su niñez, agradece al universo por ser la mujer que es hoy en día, y sobre todo por llevar su misión y darle voz a aquellas que ya no están y las que vienen para que sean tratadas con dignidad y respeto .
“Y por eso la importancia de la visibilización trans, que la gente comprenda y entienda que somos seres humanos tan dignos de amar y ser amados como cualquier otro”, asegura Monroy.
