Los Lakers transitan por una parte de la temporada en la que no tiene respiro. Victorias de merit que son esporádicas, como la de los Nets, pero golpes y golpes que se mantienen como gota china. El regreso de Anthony Davis a las canchas ha traído ilusión, pero no una mejora en la clasificación. Será cuestión de esperar, suponen en la franquicia, aunque el tiempo pasa y el tren se aleja. En Atlanta también tocó rojo y no verde. Con ello se acaba la gira por el este del país, que se ha saldado con cuatro derrotas en seis encuentros. Además, otra mala noticia: LeBron James la dejó antes de tiempo, sin mostrar ante los Hawks, para empezar en Los Ángeles un tratamiento con el que espera que baje la hinchazón continuada que tiene en la rodilla izquierda y que, como es lógico, mantiene inquietos a todos en un pensamiento aparte de los triunfos o las caídas en pista.
Nate McMillan y sus chicos, también dentro de un año en el que para nada se están cumpliendo los objetivos, apretaron para sacar adelante el partido por 129-121. Trae Young no tuvo ni que tener uno de sus días de toque por varita para llegar a buenas cifras (36 puntos y 12 asistencias) y liderar a los suyos frente a Davis (27), Westbrook (20) y el sorprendente Monk (33) .