Incluso antes del anuncio el domingo del accidente de un helicóptero que se cree transportaba al presidente de Irán, las relaciones entre Teherán y Estados Unidos habían estado peligrosamente cerca de un conflicto abierto. Lo que se desarrolle en los próximos días (si el presidente Ebrahim Raisi y otros líderes sobreviven, y qué declara Irán fue la causa del accidente) bien podría determinar si los dos países son capaces de salir a tientas de varias crisis simultáneas.
A largo plazo, la lucha que más importa es la que se centra en el programa nuclear de Irán. El programa había sido contenido en gran medida después de que la administración Obama negociara un acuerdo nuclear con Irán en 2015. Pero el presidente Donald J. Trump denunció y abandonó el trato hace seis años, y finalmente Irán reanudó la producción de combustible nuclear, enriquecido a un nivel apenas inferior al que sería necesario para producir varias bombas.
Siempre fue motivo de controversia exactamente qué papel ha desempeñado Raisi en la toma de decisiones críticas en Teherán sobre la estrategia nuclear de Irán; el programa está bajo el control del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica en Irán, un centro de poder en sí mismo. Pero los funcionarios estadounidenses dicen que después de casi llegar a un acuerdo con Irán a través de intermediarios europeos hace dos años, los esfuerzos por negociar prácticamente han fracasado.
La semana pasada, el Ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir Abdollahian, que se cree que también estaba en el helicóptero, se reunió con el titular de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, que exigía un mejor acceso a las extensas instalaciones nucleares de Irán.
El programa nuclear, y la cuestión de si Irán buscará un arma o aprovechará su condición de potencia umbral que podría producirla rápidamente, se cierne sobre otras confrontaciones más regionales. Cuando Irán disparó 300 misiles y drones contra Israel El mes pasado, Estados Unidos coordinó con fuerzas israelíes y otras fuerzas regionales para derribarlos. Pero todo el intercambio, que se calmó después de un respuesta israelí relativamente modestafue un recordatorio de que el país ha ampliado drásticamente su programa de misiles y su alcance bajo el mando de Raisi, y está recurriendo a técnicas destinadas a abrumar las defensas israelíes, probablemente una lección de la guerra en Ucrania.
Mientras tanto, Irán está armando a los hutíes (militantes chiítas que se han apoderado de la mayor parte del norte de Yemen y han atacado barcos en el Mar Rojo) y les proporciona información de inteligencia de al menos un barco iraní. Está proporcionando armas y tecnología a Hamás y Hezbolá, esfuerzos que también se ampliaron bajo el gobierno de Raisi. Y los funcionarios estadounidenses advirtieron recientemente que a medida que se acercan las elecciones presidenciales, esperan un aumento de los intentos de piratería informática iraní.
“Irán se está volviendo cada vez más agresivo en sus esfuerzos”, dijo la semana pasada Avril D. Haines, directora de inteligencia nacional, al Comité de Inteligencia del Senado. Busca “avivar la discordia y socavar la confianza en nuestras instituciones democráticas, como hemos visto hacerlo en ciclos electorales anteriores”.
