Después de que Julio Iglesias desembarcara en Miami en los ochenta, muchos españoles han saltado el charco para conquistar Estados Unidos. Desde Antonio Banderas o Penélope Cruz en Hollywood, hasta el cocinero José Andrés en la Casa Blanca. Aunque menos conocidos por el gran público, algunos audaces abogados han logrado sacar adelante su propia firma en EE UU.
Es el caso de Xavier Ruiz, socio fundador de RC Law LLP. La joven boutique nacida en enero de 2017, con oficinas en Manhattan (Nueva York) y Miami, ha sido reconocida este año por el directorio Cámaras y Socios como líder en la categoría de Corporate, M&A y Private Equity en el Estado de Florida. Ruiz se siente orgulloso: “Es muy poco frecuente que te incluyan es este ranking en la primera presentación de credenciales, máximo cuando las otras doce firmas que lo conforman son nacionales e internacionales, con millas de abogados muchas de ellas”.
José María Arrufat, socio fundador de Arrufat Gracia PLLC, bufete con oficinas en Nueva York, también ha conseguido abrirse camino en el mercado americano. El abogado llegó a la Gran Manzana con el cambio de milenio y abrió el despacho en 2005. La idea surgió al detectar que muchos clientes rechazaban las tarifas por horas y exigían honorarios fijos “o de contingencia”. Frente a la burocracia interna de los grandes bufetes, cuenta Arrufat, “nuestro foco en mediana y pequeña empresa funcionó, después se ha ido expandiendo a otras áreas”.
inicios
Ambos despachos son firmas estadounidenses con origen español. Xavier Ruiz y José María Arrufat tuvieron que estudiar un master en Derecho en EE UU (LLM) y presentarse al examen de admisión al colegio o Bar exam. Los trámites para obtener la licencia para ejercer el derecho americano varían según el Estado, pero exigen, en todo caso, superar con éxito el temido examen de entrada. La admisión y la licencia no se controlan por los Colegios de Abogados como la American Bar Association (ABA), sino por la judicatura de cada Estado. Por ejemplo, es posible que abogados sin licencia sean miembros de las asociaciones como la ABA o el colegio de abogados del país. También es posible que letras extranjeras obtengan licencia de consultor, pero solo es válida para ejercer el derecho foráneo.
Para Xavier Ruiz y José María Arrufat, dos almas emprendedoras, lanzarse a la aventura fue una decisión natural tras haber progresado en el despacho americano Hudson Russ LLP (Arrufat) y en las oficinas estadounidenses de Baker & McKenzie McKenzie y McDermott Will & Emery, entre otras firmas, a lo largo de una carrera en EE UU de más de 25 años (Ruiz). Enfocado en las transacciones, Ruiz cuenta que cuando abrió la boutique eran solo dos abogados, “ambos licenciados en derecho en universidades españolas y colegiados en Nueva York y Florida”. Ahora, seis años después, “somos 12 profesionales, la mayoría con base en Miami”. El abogado tiene el privilegio de ser miembro del Consejo de Administración de la Cámara de Comercio España-EE UU en Nueva York, de la que fue su presidente ejecutivo (Presidente de la Junta) durante cuatro años.
José María Arrufat se decantó inicialmente por el derecho de propiedad industrial e intelectual. “Tuve oportunidad de hacer unas prácticas con un juez federal en el Distrito Sur de Manhattan y en la delegación de la OMPI ante la ONU”, recuerda. Tras graduarse, en 2003 se incorporó al departamento de propiedad industrial e intelectual de Viacom CBS, una empresa incluida en la lista Fortune 100, hasta que decidió montar el despacho.
La fórmula del éxito
Formalmente, explican, no hay muchas tareas administrativas, pero ambos abogados se han tenido que enfrentar a los retos propios de un mercado exigente y cómodo. “El más importante es la dificultad para atraer talento, porque los sueldos son altísimos”, indica Ruiz. Los profesionales deben estar colegiados en Nueva York o Florida, “lo que nos limita en la contratación de candidatos muy competentes”, añade. El sistema de inmigración de EE UU puede resultar otro escollo, señala Arrufat, “y, por supuesto, el coste de los másteres, que exceden de los 70.000 dólares”.
Se valora el resultado. Para triunfar en EE UU, señala Ruiz, hay que tener “un producto diferencial, una estrategia sólida de desarrollo de negocio y una buena capacidad de ejecución”. vivir el sueño americanoagrega Arrufat, requiere, además de resultados, de equilibrio personal para poder pasar tiempo con la familia.
Tendencias
Uno de los alicientes de ejercer el derecho en EE UU, cuenta Xavier Ruiz, es que “está en constante evolución y, frecuentemente, marca tendencias”. La más reciente, coinciden los dos abogados, es la ola de la inteligencia artificial. Su uso, augura Arrufat, aumentará la productividad y el trabajo legal.
La tecnología es clave en un mundo tan complejo y competitivo. “Aparte de contar con abogados bilingües cualificados, necesitamos tener unas buenas bases de datos y de gestión de documentos, y herramientas adecuadas de investigación (hay que tener en cuenta que en EE.UU. hay 50 jurisdicciones, más la federal)”, explica Ruíz.
Gregoria Sánchez, pionera en la Gran Manzana
Gregoria Sánchez llegó a Nueva York (NY) en 1985 buscando nuevos horizontes y se convirtió en la segunda española para conseguir licencia para ejercer como abogada en la Gran Manzana. Su punto de partida: una empresa de logística internacional. Obtuvo su titulación en la Brooklyn Law School (curso 1989/1990) y, tras pasar el Bar exam, se colegió para ejercer en el Estado de NY, pudiendo actuar a nivel federal en todo EE UU. En NY, tuvo la suerte de conocer a Lucrecia Fernández, una letrada mallorquina ya fallecida que fue su mentora en la ciudad. “Una gran mujer”, recuerda, y la primera en abrir camino.
Tras ganar experiencia en un par de bufetes neoyorkinos, Sánchez abrió su despacho en el centro de Manhattan. “Estar rodeado de instituciones españolas, tales como la Oficina Comercial de España en NY, el Consulado General de NY, Oficina de Turismo, bancos y restaurantes españoles, entre otros muchos negocios, me supuso una gran ventaja para hacerme conocer como asesora legal para asuntos relacionados con España y con EEUU”, confiesa. “Los abogados españoles que conocí allí en mi primera etapa asesoraban más en derecho español que en derecho americano. Éramos muy pocos los que habíamos pasado el examen del Bar. Yo ejercía y sigo ejerciendo en ambos sistemas jurídicos”, cuenta.
A punto de jubilarse, Gregoria hace balance: “Tengo que admitir que el abrirme camino no fue fácil. Ejercer en EEUU ha sido un gran reto, del que he disfrutado mucho y sigo haciendo”. Los ingredientes de la receta del éxito, revelan, son “creer en uno mismo, ser muy competitivo a todos los niveles, y nunca defraudar a tus clientes”.