CNN
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El partido del primer ministro camboyano, Hun Sen, declaró una victoria aplastante en las elecciones generales del domingo, una votación que los críticos desestimaron ampliamente como una farsa destinada a cimentar el gobierno del partido antes de una esperada transferencia del poder a su hijo mayor.
La contienda fue efectivamente una carrera de un solo caballo, con el Partido Popular de Camboya (CPP) de Hun Sen, un gigante político con un enorme cofre de guerra, que no se enfrentó a ningún oponente viable después de años de represión despiadada contra sus rivales.
Las urnas cerraron con una participación del 84% según el comité electoral, con 8,1 millones de personas votando en una contienda muy criticada entre el CPP y 17 partidos en su mayoría oscuros, ninguno de los cuales ganó escaños en las últimas elecciones de 2018.
El único oponente con alguna influencia real fue descalificado para correr.
“Hemos ganado de forma aplastante… pero aún no podemos calcular el número de escaños”, dijo el portavoz del CPP, Sok Eysan.
El autodenominado hombre fuerte Hun Sen, que ha gobernado Camboya durante 38 años, había descartado todas las preocupaciones occidentales sobre la credibilidad de las elecciones, decidido a evitar cualquier obstáculo en su transición cuidadosamente calibrada hacia su sucesor ungido e hijo mayor, Hun Manet.
No se había dado un plazo para el traspaso hasta el jueves, cuando Hun Sen señaló que su hijo «podría ser» primer ministro el próximo mes, dependiendo de «si Hun Manet podrá hacerlo o no». Necesitaba ganar un escaño en la Asamblea Nacional para convertirse en primer ministro, lo cual era probable.
Hun Sen dijo que la participación, la segunda más alta en tres décadas, demostró que los llamados de sus rivales, en su mayoría con sede en el extranjero, para socavar las elecciones con boletas de protesta habían fallado.
