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Los prolongados y conflictivos lazos entre Kosovo y Serbia están una vez más al límite después de uno de los peores brotes de violencia en años.
El desencadenante del último estallido fue el asesinato de un agente de policía kosovar y el consiguiente tiroteo en un monasterio el fin de semana pasado, pero las raíces de las tensiones se remontan a la década de 1990 y a la desintegración de la ex Yugoslavia.
La Casa Blanca está preocupada y advierte sobre una acumulación “sin precedentes” de artillería, tanques y unidades de infantería mecanizada serbias avanzadas cerca de la frontera de Kosovo y pide una “desescalada inmediata”.
CNN analiza de cerca los factores involucrados.
Kosovo declaró su independencia de Serbia en 2008, tras la guerra de 1998-99 en la que los albanokosovares intentaron separarse de lo que entonces era la República Federal de Yugoslavia, formada por las actuales Serbia y Montenegro. La guerra fue la culminación de décadas de tensiones étnicas entre las comunidades albanesa y serbia de la región.
Durante la guerra, la OTAN intervino para proteger a la mayoría albanesa de Kosovo.
Más de 20 años después, se ha preservado una frágil paz en Kosovo, mientras Serbia sigue sin reconocer la independencia de Kosovo. La minoría serbia de Kosovo se considera parte de Serbia y ve a Belgrado como su capital, en lugar de Pristina.
La mayoría de los serbios de Kosovo –menos de una décima parte de la población total– viven en las regiones del norte y han exigido cada vez más una mayor autonomía frente a la popularidad étnica albanesa.
Persisten las disputas sobre el grado de autonomía de la minoría serbia, siendo el grupo étnico a veces respondiendo con una violenta resistencia a las medidas de Pristina que consideran antiserbias.
Un enfrentamiento entre la policía y unos 30 hombres serbios fuertemente armados el domingo pasado fue provocado por una emboscada que dejó un policía de Kosovo muerto y otro herido.
Durante el tiroteo posterior en la aldea de Banjska, en el norte de Kosovo, la policía dijo que mató a tres atacantes armados y arrestó a otro. Algunos de los tiroteos tuvieron lugar cerca de un monasterio ortodoxo serbio, dice la policía.
Las autoridades dijeron anteriormente que encontraron “equipo logístico, vehículos militares sospechosos, uniformes militares, así como armas y municiones de diferentes calibres” en una zona residencial utilizada por los atacantes.
Como otros pueblos del norte, Banjska es predominantemente serbio.
En una publicación en Facebook el domingo por la mañana, el Primer Ministro de Kosovo, Albin Kurti, describió el tiroteo en Banjska como un “ataque terrorista” llevado a cabo por lo que dijo que eran “bandas criminales serbias”.
El estallido de violencia del domingo se produce tras los disturbios de mayo, que provocaron decenas de cascos azules de la OTAN heridos después de que fueron atacados por serbios étnicos en el norte de Kosovo.
La violencia estalló después de que manifestantes serbios intentaran impedir que los alcaldes de etnia albanesa recién elegidos asumieran sus cargos en la ciudad norteña de Zvecan, tras unas disputadas elecciones en abril.
El presidente de Kosovo, Vjosa Osmani, acusó a Belgrado de incitar a la violencia del domingo.
El presidente serbio, Aleksandar Vucic, niega las acusaciones, argumentando que Serbia no se beneficiaría de algo que pudiera poner en peligro su posición en las conversaciones de normalización con Pristina patrocinadas por la UE, informó Reuters.
Vucic también condenó a la policía de Kosovo por matar a tiros a uno de los pistoleros en la cabeza después de que se hubiera rendido «desde una distancia de un metro», y lo describió como una «ejecución», según Reuters. Prometió investigar los acontecimientos que rodearon la violencia, incluido el origen de las armas incautadas tras el incidente por la policía de Kosovo.
En otro acontecimiento, un alto político serbio de Kosovo, Milan Radoicic, dijo que participó en el tiroteo, informó Reuters.
En una carta enviada a Reuters por su abogado, Radoicic, buscado en Kosovo y que vive en la vecina Serbia, dijo que «preparó personalmente la logística para la defensa del pueblo serbio» y no recibió ayuda de las autoridades serbias.
La Casa Blanca ha advertido que el incidente representa una amenaza a la seguridad no sólo del personal de Kosovo, sino también del personal internacional, incluidas las tropas de la OTAN.
«Según las autoridades de Kosovo, al menos 30 personas estuvieron involucradas en este ataque que resultó en la muerte de un sargento de policía», dijo el viernes a los periodistas el coordinador del Consejo de Seguridad Nacional para comunicaciones estratégicas, John Kirby.
“Este no es el tipo de ataque que se lleva a cabo al azar, ad hoc o por parte de un pequeño grupo. La cantidad y los tipos de armas encontradas representan una amenaza para la seguridad no sólo del personal de Kosovo, sino también del personal internacional, incluidas las tropas de la OTAN”.
Añadió que Estados Unidos ahora está monitoreando un gran despliegue militar serbio a lo largo de la frontera con Kosovo.
“Creemos que se trata de un acontecimiento muy desestabilizador y básicamente ha estado ocurriendo durante la última semana. Y pedimos a Serbia que retire esas fuerzas de la frontera y contribuya a bajar la temperatura”, dijo.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que se habían autorizado fuerzas adicionales para Kosovo tras el mortal tiroteo y también pidió una reducción de la tensión.
