Neskuchne, Ucrania
CNN
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Los estallidos de los bombardeos entrantes y salientes son la banda sonora de la primera línea de Ucrania. Pero su presidente advirtió esta semana que el contraofensiva no debe verse a través de la lente de una película de Hollywood.
Justo en las afueras de los pueblos recién liberados de Neskuchne y Storozheve, soldados ucranianos se refugian en casas destruidas dejadas por los rusos, esperando órdenes de disparar morteros contra las líneas enemigas.
Está ocupado. Los hombres de la 35.ª Brigada de Infantería de Marina transfieren proyectiles de mortero de 120 milímetros recién llegados de fabricación estadounidense a su escondite temporal. Los limpian y preparan para el lanzamiento y escriben mensajes en los proyectiles para su enemigo. Otro grupo obtiene las coordenadas y ajusta el mortero para apuntar mejor.
El dron que vuela por encima es su mirada sobre la línea enemiga a través de los campos. Cuando escuchan el zumbido del motor del dron, los soldados de vez en cuando se asoman para comprobar si es de ellos o de los rusos.
Luego esperan, a veces durante horas, para disparar.
Los sonidos nublan el cielo azul. Los estruendos de la artillería y los proyectiles de mortero cortan la tranquilidad de los campos abandonados. Los proyectiles zumban en el cielo con el silbido familiar de las rondas entrantes junto con los estallidos sucesivos de los cohetes graduados rusos. Los estampidos de impacto intercalan el intercambio de disparos sin parar.
De vez en cuando, un soldado se estremece cuando el sonido se vuelve más fuerte y más cercano.
“Hay momentos que quieres esconder, pero simplemente te sientas y esperas”, dice Yuri, un soldado entrenado en el Reino Unido, que descansa en una pequeña trinchera protectora. Es su tercer día en el trabajo.
Pero al igual que las largas esperas de los soldados, la contraofensiva ucraniana es lenta.
El presidente ruso, Vladimir Putin, dice que hay una pausa en la contraofensiva. Pero el líder ucraniano Volodymyr Zelensky advierte contra esperar resultados rápidos. “Algunos quieren algún tipo de película de Hollywood, pero las cosas realmente no suceden de esa manera”, dijo en una entrevista con la BBC. Cada lado afirma que el otro ha sufrido grandes pérdidas.
Esta franja de pequeños pueblos en la región de Donetsk fue liberada el 10 de junio, un día antes de que Zelensky anunciara que la contraofensiva estaba en marcha. Desde entonces, el ejército ucraniano no ha anunciado ganancias sustanciales en las líneas del frente del sur o del este.
Para los soldados que caminaron por estos pueblos un día después de la liberación, es agridulce.
“Lo principal que sentí fue ira, porque cuando vas por los pueblos, tu imaginación puede imaginar cómo era antes de la guerra. La gente vivía aquí. La gente tenía buenas casas. Puedes ver sus pertenencias adentro. Y ahora que entramos en el pueblo y lo vemos en ruinas, nos enfadamos”, dice Matyoriy, un soldado del 35.º de Infantería de Marina.
Los ruidos sordos de la artillería y los drones itinerantes marcan cada frase.
El camino hacia su posición serpentea a través de casas destruidas abrazadas por jardines cubiertos de maleza. Una hilera de techos derrumbados sobresale entre los árboles sin podar. Neskuchne tenía una población antes de la guerra de alrededor de 700 personas. Casi nadie se quedó allí después de que Rusia ocupó los pueblos al comienzo de la invasión, pero aún se pueden ver signos de la vida que una vez hubo.
Una cerca de metal azul y blanca rodea una casa carbonizada y sin techo que arrojó sus muebles rotos. Una pequeña antena parabólica cuelga del frente de una casa perforada por balas y metralla.
Estas casas y los campos que las rodean podrían tener trampas explosivas y minas, advierten los soldados ucranianos. No es todo lo que los rusos dejaron atrás. Una camilla empapada de sangre que dejaron las tropas en retirada yace a un lado de la carretera. Cerca, hay un cuerpo en descomposición de un soldado ruso. Los soldados ucranianos dicen que muchos cadáveres fueron recogidos antes y muchos más podrían estar todavía en los campos.
“Solo empiezo a darme cuenta de lo que realmente está pasando y cuánto tomamos después de que lo veo en las noticias, cuando dibujan un mapa y veo cuánto terreno tomamos. Empiezo a darme cuenta de que realmente lo hicimos”, agrega Matyoriy.
La radio suena con las órdenes para los soldados. Disparan múltiples rondas hacia la línea rusa, a un par de millas de distancia. Los fuertes estruendos mantienen los oídos zumbando. Los soldados se sientan y esperan la siguiente orden.
