El progresista Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, ha ganado las elecciones de Guatemala.
Con el 99,89% de los votos escrutados, el Tribunal Supremo Electoral informado en su página web que el también diputado y diplomático obtuvo el 58 por ciento de los votos frente al 37,2 por ciento de su rival de derecha, la ex primera dama, Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza.
A pesar de que los resultados preliminares mostraron una posible victoria aplastante del defensor de la lucha contra la corrupción, la atención se centró inmediatamente en si se le permitiría asumir el poder mientras la Fiscalía General intenta suspender la personalidad jurídica de su partido.
«Sabemos que hay una persecución política en marcha que se está llevando a cabo a través de las instituciones y fiscales y jueces que han sido cooptados corruptamente», dijo Arévalo el domingo por la noche. «Queremos pensar que la fuerza de esta victoria va a dejar claro que no hay lugar para los intentos de descarrilar el proceso electoral. El pueblo guatemalteco ha hablado con fuerza».
La proclamación de resultados se espera para los próximos días, una vez que las autoridades electorales revisen las actas y las eventuales impugnaciones que puedan presentarse.
Arévalo dijo que el presidente saliente, Alejandro Giammattei, le felicitó y le dijo que empezarían a planificar la transición al día siguiente de certificarse los resultados.
En las afueras del hotel donde ofreció su conferencia de prensa cientos de simpatizantes con banderas de Guatemala coreaban “Sí, se pudo”.
Arévalo ha ganado las elecciones con la promesa de recuperar las instituciones guatemaltecas, asfixiadas por la corrupción.
Bernardo Arévalo antes de recibir la bandera presidencial deberá enfrentar algunas investigaciones por parte de la Fiscalía.
Más tarde, el 31 de octubre, cuando oficialmente termine el proceso electoral en Guatemala y el Movimiento Semilla ya no goce de la protección legal que le impediría ser anulado, y finalmente el 14 de enero, cuando Giammattei deba dejar el cargo por mandato constitucional.
Una gran interrogante sigue siendo cómo reaccionarán los guatemaltecos ante cualquier acción gubernamental que parezca ir en contra de la voluntad de los votantes.
