Los Jazz fueron uno de los equipos de los que se esperaban más en el último día del mercado de traspasos. Neceistaban más armas para luchar en la Conferencia Oeste, donde ya se han mostrado como un equipo crecido en la fase regular de las temporadas y algo más acobardado en las eliminatorias por el título. Este año mantiene la estructura, con Goberto y Mitchell como principales activos y con Conley, Bogdanovic, Clarkson y O’Neale dando soporte. Se han quedado sin el incombustible joe ingles, que se lesionó gravemente. Mantienen las dudas de lado blanco en el interior y por fuera hay que encontrar un mejor encaje a Gay o pascual. Sí se movieron para mejorar el equipo, pero con un traspaso menor y que también despierta preguntas. Recibieron en el plantel a, por una parte, Nickeil Alexander-Walker (traspasado por los Pelicans en primer término y desechado por los Blazers en un segundo golpe), y también ha aterrizado allí Juancho Hernangómez (de los Celtics pasó a los Spurs y su nuevo destino es éste).
Varios jugadores de los anteriores se solapan con las dos nuevas. Alexander-Walker no fue explotado como debía en unos Pelicans ansiosos de tener jugadores que les pueden sorprender y en Utah tiene por delante exteriores ofensivos y defensivos entre los que va a ser difícil brillar de primeras, ya que el objetivo es ir a pasar rondas de playoffs.
No es mucho menos fácil el embrollo del jugador español. Hernangómez también cuenta con una competencia que, unido a su inactividad esta campaña, le deja con posibilidades remotas de sumar minutos de calidad. Y lo más peligroso no es eso: la sombra de Ricky, precisamente uno que conoce bien los Jazz, le persigue y todo apunta a un compra.
Juancho Hernangómez, a decidir
el atletico menciona a Juancho entre los candidatos a salir al mercado de nuevo, esta vez cortados por sus equipos actuales. Se explica su llegada a Salt Lake City para que la franquicia allí sita pudiera evitar pagar el impuesto de lujo. Una rebaja económica para el equipo que puede ser más porque Juancho lleva doble premio, si es que los Jazz lo pueden catalogar así: su acuerdo firmado para la próxima campaña, la 2022/23, no está garantizado, lo será si no es despedido ( en el equipo en el que esté con este contrato) antes del 30 de junio. El salario base más algunos incentivos le llegarían en 7,4 millones de dólares si pasa ese corte, aunque es difícil que se preven. Para los Jazz es una herramienta perfecta para descontar todavía más dinero de sus arcas, desde lo que está desde las series por el campeonato. Su hueco se puede rellenar con contratos cortos de diez días para otros jugadores, según esta publicación, que además especula con que esta situación le acercaría más a España, regresando a la ACB tras seis años fuera, que a otro conjunto de la NBA, donde promedia 5,3 puntos tras 280 partidos disputados. Anteriormente salió a la palestra el nombre del Real Madrid, un club que se ha preguntado por su situación en veranos anteriores y que le valoraría como objetivo a fichar para la próxima temporada.