Houston Rockets había sido uno de los mejores equipos de la NBA durante los años anteriores. Jugó los playoffs por el título ocho temporadas seguidas, la mejor racha de cualquier franquicia cuando acabó la temporada 2019-20. Pero el deseadísimo anillo (que no llega a Houston desde 1995) se esfumó año tras año, casi siempre (cuatro de esas ocho veces) en derrotas contra los todopoderosos Warriors. El ejecutivo Daryl Morey, principal responsable de la revolución analítica que ha cambiado la forma de jugar en la NBA y ha propiciado la llegada de la era del triple como principal arma de juego, construyó un equipo liderado por Mike D’Antoni en el banquillo y James Harden, uno de los grandes anotadores de siempre, en la pista. Y lo intentó con otras estrellas como Dwight Howard, Chris Paul, Russell Westbrook…
Pero la pasada temporada el proyecto se vino abajo. Fin de ciclo. Morey acabó en los Sixers, D’Antoni de asistente en los Nets, que se hicieron también con Harden. Salió Westbrook y salieron Robert Covington y PJ Tucker. Los Rockets acumularon rondas de draft y dieron minutos a jugadores jóvenes mientras las derrotas se apilaban con un entrenador también novato pero de excelente reputación: Stephen Silas. Después de cuatro temporadas por encima del 60% de victorias, un tramo de veinte derrotas seguidas (un mes y medio sin ganar un partido) condujo al peor balance de toda la NBA: 17-55, un 23% de triunfos. Y, tras la lotería del draft, a un número 2 muy valioso porque llegaba una camada de novatos que muchos creen que puede ser histórica. En un borrador de mucha reputación, los Rockets seleccionaron a cuatro jugadores de 19 años: Jalen Green (número 2), Alperen Sengün (16), Usman Garuba (23) y Josh Cristopher (24).
Así que este es el kilómetro cero de la reconstrucción de Houston Rockets y el primer paso de Usman Garuba en la NBA, donde tiene confirmados dos años por casi 4 millones de dólares. Después, los Rockets podrán renovarle para las temporadas tercera y cuarta de forma unilateral antes de que el pívot español pueda firmar una extensión que se aplicará a partir de la quinta temporada. La prensa de Houston celebra la llegada de Garuba a un equipo que tuvo la cuarta peor defensa de la NBA la pasada temporada. Los expertos lo tienen claro: “Puede ser el eje defensivo que necesitan los Rockets«,»posiblemente es el mayor robo de la primera ronda«,»será el mariscal de campo defensivo del equipo”…
Garuba no llega a un equipo con necesidad imperiosa de ganar. El objetivo según los directivos es “construir una cultura de equipo, con actitud positiva y buenos hábitos”. Un orden que tiene referencias: Jalen Green, el escolta pescado con el dos del draft, es un anotador con potencial de súper estrella. Por dentro, los Rockets tienen al pívot de 25 años Christian Wood, que ronda el nivel all star (21 puntos y casi 10 rebotes la temporada pasada). Ellos son en teoría las principales estrellas a las que tienen rodear el resto de jóvenes. Garuba llega con mucho potencial defensivo y en el 16 fue elegido Sengün, pívot turco que fue MVP de la Liga de su país la pasada temporada y que destaca en ataque, por sus movimientos de vieja escuela, su capacidad para lanzar y su visión de juego . Además, en Texas querrán ver qué tienen de verdad dentro de otros jóvenes como Armoni Brooks, Kenyon Martin Jr, Jae’Sean Tate y, sobre todo, Kevin Porter Jr, un talento descomunal al que su mala cabeza no ha permitido despuntar todavía. Los Cavs lo draftearon y se lo regalaron después a los Rockets, cansados de sus líos. En 26 partidos en Texas, el escolta (21 años) promedió más de 16 puntos y 6 asistencias.
Si se centra, Porter Jr será otra pieza esencial en la reconstrucción de un equipo que tiene a veteranos como Eric Gordon, DJ Augustin, el pívot alemán Daniel Theis y John Wall, una estrella venida a menos por culpa de las lesiones, y cuyo futuro es incierto en la franquicia. Ese porvenir pertenece al excepcional Green, la gran esperanza, Woods, Sengün, Porter Jr, Christoper (un exterior todavía por hacer pero con potencial) y, claro, Garuba. Que puede afianzarse en un nuevo núcleo duro en el que debería encontrar paciencia y oportunidades. No es un mal inicio.
