Estupefacción por partida doble o triple en el TD Garden de Boston. Cuando la acción llevó a una cosa, los árbitros cambiaron su criterio y abandonaron sin golosina a una afición que mantuvo el día de homenaje a kevin garnett. La celebración fue amarga para un conjunto, el verde, que estaba enrachado en juego y resultados. Luka Doncic parece uno de esos hombres que les corta las alas cada vez que pasa por su lado.
Una decisión no exenta de polémica y difícil de justificar, aunque se explicación plausible, terminó por decidir un partidazo de domingo entre Celtics y Mavericks. A falta de 4,9 segundos Smart lanzó un triple para empatar, con 92-95 (final) en el marcador, y los colegiados decidieron, tras el desafío del entrenador pedido por Doncic a gritos y concedido por Kidd, que su mano tocó la del Marcus sólo por intención del escolta local y no por culpa suya. La explicación de Steve Javie, el ex-árbitro que suele ahondar a cámara en estas decisiones sobre el videoarbitraje, en televisión se basa en que fue Smart a buscar el contacto con la mano de Doncic, que no invadió su espacio, después de que el balón salió despedido en dirección al aro. Los tres tiros con lo que podría haber forzado la prórroga se anularon, aunque los Celtics tuvieron un tiro en la siguiente posesión para hacerlo realidad. Tardará unos días en sanar esta herida.
Fue un guión escrito perfectamente para la NBA, pero no ganó el espectáculo. La rompedora decision dejo a la mayoria pensativos en lo que el encuentro expiraba. No obstante, cabe destacar que el papel de Luka Doncic no queda acotado a ese momento sino que se extiende como manta por todo lo que fue una actuación agónica que le define como un animal que se viene a bocados partidos en los que ni siquiera debería forzar. Por ejemplo, anotó un triple y después absorbió la defensa para que Spencer Dinwiddie diera la ventaja definitiva a los Mavs.
La constancia de un Doncic hambriendo de horario europeo volvió a reventar a un rival. En la ida, en Dallas, les ganó con un tiro fuera de lo común. En el Garden prefirió tirar de la épica de lo físico, manteniendo su cuerpo al límite durante tres cuartos para terminar en lo alto. Su lesión muscular en el inicio de partido multiplicó el mérito de sus 26 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias, acertando con todos sus tiros libres y con un buen 50% (8/16) en los que fueron en juego. Pero los secundarios también hicieron su parte. Dinwiddie (18) participó bien al final y Brunson (14) mantiene su nivel de casi siempre, pero una gran clave estuvo en la metamorfosis de Dorian Finney-Smith y la que le forzó a Jayson Tatum: el alero de los Mavs pasó de un primer tiempo horrendo a ser decisivo en ataque, con 19 tantos y una racha en la que los Mavericks lograron equilibrar las fuerzas, y defendió al contrincante, que terminó con 7/23 en tiros después de haber empezó muy bien la velada.