- La enfermera escolar es una figura indiscutible en muchos sistemas educativos europeos, latinoamericanos y en Estados Unidos. En España, sus competencias son aún poco conocidas
Los detalles marcan la diferencia y en el sector educativo, la salud de los pequeños es un punto clave en el que durante las últimas décadas se ha avanzado bastante. Sin embargo, la implantación de la figura de las enfermeras escolares en España es aún incipiente a diferencia de lo que ocurre en otros países del entorno europeo como Francia, Suecia, EEUU, Polonia, Chile, Japón, Finlandia o Reino Unido, entre otros.
Y es que, hoy por hoy, las labores de las enfermeras escolares van más allá de las tradicionales atenciones de accidentes diarios (o inesperados) o realizar el seguimiento de aquellos alumnos con determinadas enfermedades o patologías, sino que desempeñan un papel clave a la hora de asentar conocimientos generales sobre salud y divulgar hábitos saludables y de autocuidado en la comunidad educativa. Así lo afirman desde Schoolnurses, primera empresa social europea en este sector, quienes resumen cinco de las principales lecciones que nuestros hijos aprenderán gracias a las enfermeras escolares.
En muchos países de la UE, Norteamérica o Latinoamérica la figura de la enfermera escolar es algo habitual e indiscutible en todos los colegios, y su papel está plenamente integrado en el Sistema de Salud y Atención Primaria. De hecho, su figura tiene más de un siglo de desarrollo. Sin embargo, en España tan sólo los centros docentes de educación especial suelen incorporarlas, pero únicamente cuando algunos de sus alumnos requieren tratamientos o cuidados complejos. El resto suele suplir esta figura con auxiliares, los cuales en muchas ocasiones se ven desbordados.
En CCAA como Madrid, se asignan enfermeras escolares a centros atendiendo a criterios demasiado subjetivos o ambiguos desde las correspondientes Consejerías de Educación, y sólo si se dan circunstancias de alumnos con patologías concretas. Dicho esto, cada vez son más los centros educativos concertados o privados que suman estos servicios complementarios, aunque no sin un buen número de reticencias por parte de las familias acerca de su verdadera utilidad… o necesidad.
Esta figura, aunque está contemplada en la vigente ley educativa a nivel nacional y en los distintos convenios, no es un puesto innegociable dentro del organigrama docente. Pero su buen hacer y los notables resultados que arrojan ya las muchísimas intervenciones que realizan en su día a día están consiguiendo que la enfermería escolar se abra paso y cobre notoriedad entre familias y docentes como una herramienta más que el sistema educativo tiene para, incrementar la seguridad, prevenir, y mejorar la vida de los niños.
Su repercusión en el desarrollo de los pequeños va más allá. «En realidad refuerzan desde el punto de vista sanitario o experto, conocimientos que desde los colegios o los profesores suelen intentar incluir trasversalmente, pero en los que ni son especialistas ni tienen un peso adecuado en los planes de estudio» afirma Jesús Ruiz, CEO de Schoolnurses.
Coordinación entre centros y profesionales
Contar con un servicio de enfermera escolar debidamente equipado y dimensionado a la realidad y tamaño de cada centro, se traduce en una mayor seguridad para los más pequeños. También supone una oportunidad de llevar cabo estrategias sanitarias de actuación directa como los rastreos Covid que se han realizado ( y realizan) a lo largo de esta pandemia, triajes o detección precoz, alerta temprana, evaluación y sondeos, realización de pruebas, vacunaciones, u otros de investigación o ejecución de políticas enfocadas en promoción de la salud, que actualmente se deriva a Atención Primaria o Centros de Salud, pero que no terminan llegando a muchos menores.
Pero todo ello no sirve de nada si los diferentes actores protagonistas de todo este proceso, centros y enfermeras, no están perfectamente coordinados. «La asistencia a los niños, la prevención y la promoción de la salud son tres pilares fundamentales sobre los que las enfermeras escolares asientan su día a día. Sin embargo, con los medios adecuados y una vez que el centro educativo y la profesional sanitaria se compenetran tras un tiempo de trabajo juntos, las propuestas, las acciones llevadas a cabo y su repercusión en todo el ecosistema escolar son palpables y medibles a corto, y lo serán a largo plazo aún más», explica el máximo responsable de Schoolnurses, quien añade que «los centros educativos pueden parecerse por muchos factores sociológicos, pero rara vez hay dos iguales, más allá de afecciones comunes y problemas compartidos, la enfermera escolar acaba siendo una herramienta independiente que, junto a padres, profesorado y alumnado construye un entorno mejor para la docencia, y traslada una correcta cultura sanitaria de forma continuada».
Prevenir antes que curar es la estrategia más eficaz para mejorar la calidad de vida de los pequeños en el colegio, y una sociedad futura más sana y saludable. Pero hacerla efectiva requiere de una inversión, unos conocimientos, un estudio y evaluación continuada y de un trabajo conjunto y participativo que sólo puede obtenerse con el tiempo y los medios necesarios.
Ahora bien, ¿cuáles son los principales mensajes o lecciones que deben transmitir las enfermeras escolares a nuestros hijos? ¿debe primar en ellos un enfoque más didáctico, práctico o preventivo? Desde Schoolnurses extraen los cuatro principales.
4 lecciones que le quedarán grabadas
1. Saber actuar ante un imprevisto.
A través de talleres periódicos, amenos y muy didácticos, las enfermeras transmiten a los alumnos, familias o los propios profesionales de los centros educativos los conocimientos básicos para saber cómo se puede ser útil o ayudar prestando unos primeros auxilios ante episodios de emergencia como desmayos, ataques epilépticos, atragantamientos, quemaduras, golpes, fracturas, RCP, accidentes o intoxicaciones. Y es que el conocimiento de estos conceptos puede salvar vidas.
2. Comprensión de la salud, su fragilidad y entendimiento.
Impartir talleres o charlas sobre distintas enfermedades comunes o raras (diabetes, asma, TDHA, dislexia, etc) que puedan afectar a determinados alumnos, servirá para contribuir a su naturalización y desmitificación. «Son conocimientos que harán que los niños se conviertan en futuros adultos con menos prejuicios y más empatía o tolerancia, sabiendo ser de ayuda a esos compañeros y garantizar así su inclusión. De esa manera contribuiremos a reducir las tasas de fracaso y abandono escolar, o comportamientos tan peligrosos como el bullying. En resumen, todo ello mejorará los resultados académicos de unos y otros» afirma Jesús Ruiz.
3. Identificar señales que pueden desencadenar en adicciones o comportamientos dañinos.
La falta de confianza para plantear determinadas dudas o inquietudes a familiares, amigos o profesores, supone también una actitud que puede ser tan peligrosa y dañina como una drogadicción y que, como tal, puede y debe ser tratada o reconocerse en signos de alerta temprana. Aprender a identificar entre información correctas o falsas, o entender lo que es una adicción tecnológica, puede suponer la diferencia entre elegir un camino u otro en ese momento de la vida tan vulnerable y sensible como es la niñez.
4. Adquirir conocimientos sobre salud y hábitos saludables.
El fomento de hábitos saludables que van desde alimentación, higiene personal, sueño, ejercicio, autoconocimiento es otra de las lecciones que estos profesionales trasladan a los alumnos. Estos mensajes van nuevamente encaminados a dar pautas y recursos para evitar el asentamiento de malos hábitos en estas edades, sobre los cuales se ha demostrado que si son adquiridos en edades tempranas son más proclives a permanecer durante el resto de la vida. «Se debe enseñar que la salud es mucho más que la ausencia de enfermedades, abordándolo como un aprendizaje transversal y continuo. Por ello, contar con una enfermera escolar trabajando sobre el terreno ayuda mucho a que sea un aprendizaje que los alumnos asimilarán para siempre» explica el experto.
En resumen, contar con esta figura supone ir más allá de la mera función asistencial, para incluir un importante elemento transversal más en la educación de los diferentes grupos que intervienen en el actual proceso educativo.