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viernes, marzo 29, 2024

Markelle Fultz, desde el abismo



marelle fultz sigue ahí, aunque ya casi nadie se acuerda de él. Trabajando, sumando horas de rehabilitación y puesta a punto, sosteniendo el castigo psicológico de las lesiones, la presión del éxito exigido, la pelea contra el propio cuerpo y una cabeza al borde del colapso. Estafa, todavía, 23 años y 274 días, Markelle Fultz sigue ahí. Y mañana, lunes 28 de febrero, volverá a jugar un partido oficial de la NBA. en el Orlando Magic-Indiana Pacers, un duelo de Será entre dos de los peores equipos de la Liga (el peor y el quinto peor, en concreto) pero al que ahora conviene volver la vista: jugará Fultz, y es una gran noticia .

En esa misma pista donde va a volver, el Amway Center de Orlando, cayó fulminado hace más de un año, el 6 de enero de 2021: rotura de ligamento en la rodilla izquierda tras un mal gesto en una penetración, contra los Cavs. El regreso al abismo para un jugador que empezaba a salir de una oscuridad casi insondable. Estaba promediando en los últimos partidos antes de esa fatídica acción, que le tuvo varios minutos en el suelo antes de salir de la cancha en silla de ruedas, más de 14 puntos y 6 asistencias, un signo de progreso absoluto en un curso 2020-21 en el que se quedó en ocho partidos y, finalmente, 12,9 puntos y 5,4 asistencias de medios en casi 27 minutos por noche. Un amago de resurrección enviado a la nevera.

Antes de eso, Fultz había firmado una extensión de tres años y 50 millones de dólares con los Magic (en diciembre de 2020), casi un salto de fe para una franquicia en plena reconstrucción, en la zona cero y sin nada que perder. Antes, en febrero de 2019, había sido traspasado a Florida Central por los Sixers, que se deshicieron de un jugador no mucho antes estratégico, llamado a ser una estrella, un cambio de (sobre el papel) muy poco: Jonathon Simmons, un secundario muy secundario y dos rondas de draft, una segunda de los Cavs y una primera de los Thunder con la que, cosaslos Sixers se hicieron con Tyrese Maxey, ahora un jugador fundamental en sus planes de presente y futuro.

Y antes, muchos antes, el futuro de Fultz fue un asunto de debate mayor en la NBA. El elegir con el que terminó siendo el número 1 del draft en 2017 tras una temporada estelar en Washington (23,2 puntos, 5,7 rebotes, 5,9 asistencias) comenzó viaje en 2013, en el megatraspaso de Kevin Garnett y Paul Pierce de los Celtics a los Nets. Después de que la lotería diera ese 1 de 2017 a los verdesestos aceptan la oferta de los Sixers y lo envían a Philadelphia a cambio de su elegir (número 3) y una primera de 2019. Con esta última los Celtics pincharon (eligieron a Romeo Langford). Pero el juego de 2017 salió muy mal a unos y muy bien a otros: los Sixers se la jugaron porque creían que Fultz era la tercera pata, la base que completaría un tres grandes tremendo y que nunca fue con Joel Embiid y Ben Simmons. Pero Fultz terminó jugando solo 33 partidos en menos de dos temporadas en Philadelphia. Por renunciar al 1, los Celtics se llevaron una primera ronda extra y ese elegir 3 con el que dieron de lleno en el blanco: Jayson Tatum. Así, entre bastidores y pendientes de un torbellino de factores que incluyen el más puro azar, se escribe la historia.

El camino de Futlz en Philadelphia fue terrible, mientras el Proceso no terminaba de arrancar. Una extraña lesión de hombro y una polémica sobre si había cambiado o no su mecánica de tiroo más bien de si lo había hecho por culpa de esos problemas de hombro o no (si era antes el huevo o la gallina, vaya), oscurecieron un camino por el que llegó a asomar incluso la retirada prematura. Abrumado, sometido a un escrutinio descomunal y lastrado por una lesión que le impidió salir del pozo, Fultz transitó por un infierno que terminó en esa segunda oportunidad en Orlando. La deconstrucción había sido tal que ya no se trató de ser una gran estrella, solo de sentirse otra vez jugador de baloncesto. Y a partir de ahí, a ver hasta dónde podría llegar… En esa primera fase, en el regreso más básico, las cosas estaban yendo bien en Orlando, extensión incluida. Hasta la maldita lesión de rodilla, de la que vuelve con optimismo: «Me siento mas fuerte ahora. Esta lesión me ha servido para trabajar en muchas cosas. Hacía mucho que a nivel físico no me sentía tan bien. Hablo de forma integral, de cómo siento todos los músculos, de las sensaciones con determinadas partes de mi cuerpo. Es la vez que mejor estado para volver y jugar al baloncesto”.

Está a tiempo de subirse al carro de la reconstrucción de los Magic, que van a por uno de los primeros selecciones del próximo borrador mientras miman a sus dos elecciones de top 10 del pasado: el Guardia Jalen Suggs, número 5, y el hacia adelante Franz Wagner, elegido con el 8. El primero tiene más techo de jugador franquicia pero es el segundo el que está dejando mejores noticias, por ahora. Además, hay que ver en qué acaban Wendell Carter Jr, Mo Bamba, Cole Anthony, Chuma Okeke y RJ Hampton. Y, asunto mayor, cómo vuelven tras sus graves lesiones de rodilla Fultz y Jonathan Isaac, un alero (24 años) con capacidad para ser uno de los mejores defensores de la NBA y un número 6 del draft de 2017, el mismo que Fultz, pero otro jugador que parece presa de una maldición. Solo ha jugado hasta ahora 136 partidos en la NBA, el último en agosto de 2020, hace ya más de un año y medio.



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