“Nowhere Special” es una película lacrimógena para padres inusual e inusualmente discreta en la que un padre se prepara para la pérdida de su hijo pequeño. El hijo no irá a ninguna parte. Pero el padre, un padre soltero, está muriendo de una enfermedad no especificada, y al principio está ansioso, luego un poco desesperado, por ubicar a su hijo con la familia adoptiva adecuada.
La película fue escrita y dirigida por Uberto Pasolini, el cineasta de origen italiano que fue el productor de la 1997, el éxito del público “The Full Monty”. Aunque comparte apellido con el aclamado director Pier Paolo Pasolini, Uberto es en realidad sobrino del gigante del cine neorrealista Luchino Visconti. Pasolini no parece influenciado directamente por su pariente actual ni por su tocayo. Pero su película sí tiene un estilo: lenta, tranquila, mesurada. Se necesita su tiempo antes de derribar el martillo emocional.
Ambientada y rodada en Irlanda del Norte, la película se centra en un limpiador de ventanas, John (James Norton), el amoroso padre de un niño de 4 años muy lindo pero a menudo malhumorado, Michael (Daniel Lamont). Nunca vemos a John en el consultorio de un médico, pero echamos un vistazo a su botiquín lleno y lo vemos cada vez más pálido a medida que avanza la imagen. Un lugar en el que pasa mucho tiempo es una agencia de colocación de niños, cuyo personal lo acompaña para hablar con candidatos aprobados para adoptar. Hay parejas sin hijos, familias intimidantemente numerosas y aspirantes a padres solteros a considerar. John se resiste a armar una “caja de recuerdos” para su hijo. «No quiero que comprenda la muerte», dice.
Después de ser amonestado por un cliente rico y engreído por su lentitud en el trabajo, John, tomando en serio el dicho «sólo se vive una vez», ataca la casa del tipo. Es uno de los pocos momentos en los que la película se digna ofrecer una satisfacción convencional. Pero el modo más discreto de “Nowhere Special” es el correcto. Norton es espectacular, pero el pequeño Lamont ofrece una de esas actuaciones asombrosas que no parecen actuar y te hace sentir por el niño casi tanto como lo hace su padre en pantalla.
En ninguna parte especial
No clasificado. Duración: 1 hora 36 minutos. En los cines.