Con 87 años y bien cumplidos, como dice ella, Violeta Tyrrell, no se puede quedar sentada cuando escucha música latina.
Por eso fue parte de un curso de danza para adultos mayores impartido en la biblioteca de Flatbush. Y no se arrepiente de la experiencia.
“El primer día que vine me trataron como si estuviera en el cielo”, dijo Tyrell.
Salsa, Merengue, Bachata, Cha-Cha, Cumbia y otros ritmos latinos, hicieron que el grupo de abuelitos de diferentes nacionalidades movieran el esqueleto por más de ocho semanas en las instalaciones de la Biblioteca Pública de Brooklyn.
“Estoy bien agradecida por como me tratan aquí, me siento bien entre la gente de mi edad, porque ya yo voy para vieja y lo que estamos haciendo, ese disfrutando nuestras vidas como se debe”, agregó Tyrell.
Tyrell.
Y bien que disfruta su vida, porque Violeta, pese a su edad, se mueve al ritmo que le toca.
“Para mí es una gran inspiración ver gente de 80, 90 años, tengo alumnos de 99 años que vienen a la clase, hacen lo que pueden, y es una inspiración para mí… Yo quiero llegar a esa edad así, bailando” , dijo Walter López, instructor de baile.
Dado que muchos de estos ancianos estuvieron aislados durante la pandemia, el objetivo del instructor Walter López es mantenerlos vivos, ágiles, risueños.
“La pandemia hizo que lamentablemente para sobrevivir tengamos que estar alejados, sin hablarnos, sin poder tocarnos, y ahora estamos celebrando eso, poder reencontrarnos dentro del baile”, agregó López.
Además de moverse, aumentar su energía y aprender sobre los bailes más populares de toda Latinoamérica, la idea es crear una comunidad y una conexión entre ellos.
«Me encanta toda la música, cuando yo voy al baile soy la primera en entrar y la última en salir», dijo Vilma Kinch, otra de las asistentes al curso de baile.
Los Servicios para Mayores de la Biblioteca Pública de Brooklyn ofrecen una programación inclusiva tanto en inglés como español adaptada a los mayores de 55 años, incluyendo lecturas, películas, actuaciones y programas educativos.
Bien dicen que cuando suena una buena música, un bailarín sigue siendo un bailarín sin importar la edad.
