Autoridades elegidas junto a organizaciones locales y sobrevivientes de accidentes de tránsito exigen la aprobación de la Ley Sammy.
Esta legislación permitiría que la ciudad de Nueva York finalmente establezca sus propios límites de velocidad, debido a que el 42 por ciento de los peatones golpeados por vehículos motorizados a una velocidad de impacto de 25 millas por hora morirán o sufrirán lesiones graves.
La Ley Sammy lleva el nombre de Sammy Cohen Eckstein, un niño de 12 años que murió luego de ser atropellado por un conductor a exceso de velocidad en Brooklyn a pocas cuadras de su casa en 2013. Desde entonces, según los organizadores del evento, más de dos mil personas, incluidos casi cien niños, han muerto por la violencia del tráfico en la ciudad.
