Para Polonia Torres, residente de Washington Heights, quien es beneficiario del programa de Asistencia Nutricional Suplementaria conocido como SNAP, salir a la tienda más cercana de su barrio y comprar sus alimentos le es más fácil por muchas razones.
“Porque me gusta ver lo que voy a comprar, me gusta palpar, saber si está bien o está mal”, dijo Torres.
Para ella, al igual que otros adultos, la posibilidad de ver y sentir los productos antes de comprarlos y llevárselos a casa es de suma importancia porque quieren estirar un poco el dinero que reciben en su tarjeta de cupones de alimentos.
“Los especiales también, porque en los supermercados muchas veces las cosas están mucho más cara que en la calle”, agregó Torres.
Y aunque ahora las familias con SNAP de todos los estados pueden disfrutar de las ventajas de la compra en línea, como por ejemplo con la aplicación de Instacart, que les permite hacer su compra desde casa, muchos no están dispuestos a hacerlo.
“Porque encuentro los descuentos tanto en los supermercados como en las tiendas que venden los muchachos, cuando veo algo en especial lo compro y me ahorro bastante dinero en los cupones”, explicó Rosalba Richardson.
Pero no solamente eso, la tecnología no juega a su favor.
“Porque no soy muy práctica en eso, tú sabes, prefiero hacerlo así”, agregó Torres.
Minoristas como Adrián González, gerente de Netos Food Produce, dice que después de la pandemia poco a poco los compradores han vuelto a las tiendas físicas tras la explosión de las transacciones por Internet durante ese tiempo.
«Como la mayoría de nuestros clientes son mayores y entonces ellos todavía no saben usar eso, simplemente a ellos quieren ver lo que ellos están comprando», explicó González.
Según el Servicio de Alimentación y Nutrición del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, más de 42 millones de personas en poco más de 22 millones de hogares están inscritos en SNAP.
Esto corresponde el 12 punto 5 por ciento de la población total en el país.