La vuelta de Klay Thompson a las pistas le ha dado un lavado de cara a unos Warriors que ganaban, sí, pero no eran constantes. Tras muchas dudas, los de Steve Kerr encaderon nueve victorias consecutivas, con un Klay que cada vez influía más sobre el juego de los de La Bahía. Eso sí, antes del All Star volvió a tener un bajón y perdió cuatro de sus últimos cinco encuentros.
Parecía haber un futuro gris sobre San Francisco, después de la salida de Durant y quedaron fuera de los playoffs el año pasado. Los buenos partidos de Jordan Poole, con Wiggins asumiendo responsabilidades, con Curry jugando modo MVP y con Klay de vuelta, y cada vez mejor, han dado alas a unos Warriors que han recobrado la ilusión.
Es una plantilla muy compensada y con una buena rotación. Eso sí, antes de que terminara el mercado hubo bastantes bromas en torno a una posible llegada al equipo y Klay Thompson bromeó sobre qué necesitaba el equipo: “¿Tal vez una nueva lavadora?” El tirador manifestó lo contento que está con la plantilla y, según él, no hizo falta ninguna pieza más. Y hubo piezas interiores que estaban en las quinielas para reforzar la zona, pero finalmente no consiguieron ninguna.
Los que más sonaron entonces fueron Thaddeus Young, Montrzl Harrell y Tristan Thompson. Sin embargo, el primero terminó en los Raptors, el segundo en los Hornets y el tercero en los Pacers. Por lo que, con James Wiseman todavía en el dique seco y Draymond Green inactivo, el juego interior sigue abriendo muchas dudas. Demasiadas para un equipo que podría aspirar a un nuevo título esta temporada.
