Este sábado, los pasajeros de un vuelo de Alaska Airlines que se dirigía a California sufrieron un gran susto.
Y es que una de las ventanas de este Boeing 7 37 9 se desprendió, 20 minutos después del despegue.
171 pasajeros y seis miembros de la tripulación se encontraban a bordo, pero nadie resultó herido de gravedad.
El avión regresó sin inconvenientes a Portland, desde donde había salido.
La FAA indica que la aeronave obtuvo su certificado de vuelo en octubre del año pasado.
Tanto la secadora como la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte se encuentran investigando lo sucedido.
Por el momento, Alaska Airlines ha decidido mantener en tierra su flota de aviones Boeing 7 37 9.