La falta de normas específicas de gestación subrogada hacen de México un destino predilecto para el alquiler de vientres por parte de europeos y acentúan la desprotección de las madres gestantes, la mayoría mujeres de escasos recursos.
Muchas ONG consideran que esta práctica es explotación reproductiva y piden prohibirla. Otras organizaciones piden regularla para evitar abusos de intermediarios.