Eduardo Escobar es un poco asustadizo. Bien, más que un poco. Tiene una fobia felina en toda regla que en realidad ha sido un hecho conocido desde sus días con los D-backs, cuando un gato de peluche en el banquillo lo enviaría casi a la histeria.
Pero la histeria es un eufemismo en comparación con la forma en que Escobar reaccionó a otra broma de sus compañeros de equipo de Venezuela en el Clásico Mundial de Béisbol cuando lo sorprendieron con lo que debió pensar que era un gatito real en una jaula. ¡Estaba prácticamente catatónico!
Uno pensaría que Escobar podría haber captado, er, atrapado, a estas alturas. Engáñame una vez, etc., etc., pero el gato siempre lo atrapa y cada reacción es mejor que la anterior.
El origen del miedo felino de Escobar es un poco confuso, aunque algunos de sus excompañeros le dijo al Atlético en 2019 que tiene sus raíces en un incidente de la infancia. Esos compañeros de equipo incluso trataron de ayudarlo a superar su fobia con la exposición a la luz, comenzando con fotos de gatos, pero incluso eso hizo que Escobar se peleara.
Y así las bromas han persistido. Crédito a Escobar por ser un buen deportista al respecto. Todos tenemos nuestros miedos, irracionales o no. La forma en que ronroneamos depende de nosotros.