NUEVA ORLEANS — El miércoles comenzó en Nueva Orleans una ofensiva federal contra la inmigración, en el marco de una operación que, según un funcionario de Seguridad Nacional, se centrará en delincuentes violentos, ampliando así las redadas del gobierno de Trump que se han llevado a cabo en otras ciudades estadounidenses.
El objetivo de la operación es capturar a inmigrantes liberados tras su arresto por delitos como allanamiento de morada, robo a mano armada y violación, según declaró la subsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin.
Las autoridades de inmigración han operado en grandes ciudades y pequeños pueblos de todo el país desde enero, implementando las agresivas medidas de deportación masiva del presidente republicano Donald Trump.
Agentes federales han lanzado operativos de alto perfil contra la inmigración en ciudades como Chicago y Charlotte, Carolina del Norte. Se espera otra operación en los próximos días en Minnesota, dirigida contra inmigrantes somalíes.
Las tácticas de control han generado protestas y demandas que cuestionan el uso agresivo de la fuerza y la forma en que se llevan a cabo los arrestos.
No está claro cuántos agentes se están desplegando para la operación en Nueva Orleans, una ciudad estadounidense única, conocida como la cuna del jazz y por sus celebraciones de Mardi Gras y su rica mezcla de culturas francesa, española, africana y nativa americana.
Hace veinte años, Nueva Orleans dependía de millas de trabajadores latinos que ayudaron a reconstruirse tras el huracán Katrina. Sin embargo, no ha escapado a la creciente tensión por la inmigración.
El gobernador republicano de Luisiana, Jeff Landry, ha señalado delitos en los que el estatus migratorio del sospechoso está en duda, como el asesinato de un guía turístico del Barrio Francés a manos de un grupo que incluía a un hondureño que entró ilegalmente al país.
La administración Trump también ha criticado las políticas migratorias de la ciudad.
“Las políticas de santuario ponen en peligro a las comunidades estadounidenses al liberar a inmigrantes ilegales delincuentes y obligar a las fuerzas del orden del DHS a arriesgar sus vidas para expulsar a inmigrantes ilegales delincuentes que nunca deberían haber sido devueltos a las calles”, afirmó McLaughlin.
La fiscal general Pam Bondi ha acusado a Nueva Orleans de socavar la aplicación de la ley federal de inmigración. El Departamento de Justicia incluye a Nueva Orleans en una lista de 18 ciudades que, según considera, brindan refugio a inmigrantes sin estatus legal.
Las autoridades de Nueva Orleans niegan que las políticas de la ciudad obstaculicen la aplicación de la ley federal de inmigración. La jefa de policía de la ciudad, Anne Kirkpatrick, ha declarado que considera que la aplicación de la ley de inmigración es un asunto civil fuera de su jurisdicción.
Luisiana se ha estado preparando durante semanas para una ofensiva contra la inmigración. El gobernador, un estrecho aliado de Trump que ha tomado medidas para alinear la política estatal con la agenda de aplicación de la ley de la Casa Blanca, declaró el miércoles que la ofensiva se centrará en «los peores de los peores, los inmigrantes ilegales delincuentes que han infringido la ley».
«Comenzó hoy y continuará hasta que los saquemos a todos de las calles», declaró Landry durante una entrevista en el programa de radio Walton & Johnson.
Además del despliegue de agentes federales de inmigración, Landry afirmó que espera que miembros de la Guardia Nacional lleguen a Nueva Orleans antes de Navidad para unirse a los esfuerzos de lucha contra la delincuencia.
Los documentos de planificación del operativo indican que se esperaba que los agentes fronterizos lanzaran una ofensiva de un mes en el sureste de Luisiana y Misisipi.
Se esperaba que el despliegue, que busca arrestar a 5.000 personas, fuera liderado por el comandante de la Patrulla Fronteriza, Gregory Bovino, quien ha liderado operativos agresivos en otras ciudades, como Chicago y Los Ángeles.
En Nueva Orleans y sus alrededores, algunos abogados de inmigración declararon antes del inicio del operativo que habían recibido una gran cantidad de llamadas de personas que intentaban prepararse para el operativo, y algunos negocios colocaron carteles prohibiendo la entrada a los agentes federales.
La Policía Estatal de Luisiana y los agentes locales del FBI trabajarán juntos para proteger a los agentes federales y detener los intentos de bloquear las acciones de las fuerzas del orden durante la ofensiva, anunciaron ambas agencias.
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