En la sabiduría popular, el puertorriqueño Roberto Clemente Walker, es ampliamente considerado el mejor jugador latinoamericano que jamás se haya puesto un uniforme de las Grandes Ligas.
Su precisión con el madero y su habilidad con el guante, hicieron que Roberto consiguiera una carrera que culminó en el Salón de la Fama de Cooperstown gracias a su promedio de bate de -317 y un porcentaje de fildeo de .973.
Clemente, quien nació un día como hoy pero de 1934 fue para muchos el latino modelo ya que además de ser un extraordinario pelotero, fue el rostro de la solidaridad que existe en la región.
A mediados de los años 50 ‘, cuando las Grandes Ligas navegaba en un movimiento influyente por parte de las minorías que menos de una década antes había roto la barrera del color con el debut de Jackie Robinson, Clemente se embarcó en el mejor beisbol del mundo para abrir las puertas a decenas de latinos.
Clemente fue el rostro de los Piratas de Pittsburgh a los que guió a dos campeonatos de Serie Mundial en 1960 y 1971, con un nombramiento de MVP.
Aunque gran parte de lo que se sabe sobre Roberto Clemente se centra en su desempeño en el campo, el boricua fue un hombre comprometido con la comunidad.
Después de la temporada de 1972 donde consiguió el hito de los 3 mil imparables en su carrera, fue a entregar ayuda a las víctimas de un terremoto que sufrió Managua, la capital de Nicaragua. La aeronave donde viajaba el beisbolista se estrelló el 31 de diciembre de aquel año.
Unos meses después de su muerte, en abril de 1973, los escritores de beisbol de Grandes Ligas votaron para incorporar a Clemente al Salón de la Fama donde se convirtió en el primer jugador latino en ser inducido.
La presencia de Clemente dentro y fuera del campo desafió los conceptos erróneos que en esos momentos existían.
Logros
Miembro del Salón de la Fama
Ganador de dos títulos de la Serie Mundial
MVP de Serie Mundial
15 ocasiones nombrado All Star
12 Guantes de oro
4 títulos de bateo