Una nueva disposición de la Agencia para la Protección del Ambiente de la ciudad (DEP por sus siglas en inglés) está elevando la temperatura para los propietarios de alrededor de cien pizzerías.
“Apoyamos a nuestros mineros y este carbón combinado con agua de la llave neoyorquina es lo que hace posible nuestra pizza”, aseguró Anthony Piscina, agregando que los filtros requeridos para contaminar menos podrían costar hasta 50,000 dólares —más de la mitad de lo estimado por DEP.
La regla iba a entrar en vigor antes de la pandemia, pero se pospuso. Los empresarios aseguran que el costo para cumplir con la normativa podría significar el cierre de sus pequeños negocios.
“Permanecemos abiertos hasta las 5 de la mañana para ver qué tanto más logramos vender, dijo Frank Santora, gerente de la famosa pizzería en la sexta avenida, Grimaldi’s Pizza, donde antes había una iglesia.
Los empresarios comparten el objetivo de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero indican la prueba final sobre qué tan factible es instalar filtros o retirar a los hornos de leña y carbón quedará en el gusto de los comensales.
“Los neoyorquinos nos tendrán que decir que saben mejor: la pizza de antes o la de mañana”, aseguró el administrador de Grimaldi’s, una de las pizzerías más antiguas de la ciudad.
Pero para aquellos que como el mexicano Ignacio Alcántara pasan ocho o más horas al día al lado de un horno cuya temperatura alcanza los 11,000 grados Farenheit, la conversión —mejor aún que la instalación de filtros, puede dañar la jornada laboral más llevadera.
«Pienso que nos daría un poquito menos de trabajo; si es un horno eléctrico o de gas, sólo se enciende y ya. Este toma más tiempo para prenderlo», dijo Alcántara.
El Departamento de Protección Ambiental anunció que celebraría una audiencia pública virtual el 27 de julio sobre las pautas propuestas para los hornos comerciales de leña y carbón.
