Todo dominicano conoce la alarmante situación haitiana y las denuncias e indicios, que indican, sobre el interés en la FUSIÓN con nuestro país. Cabe destacar, que hay una tranquilidad preocupante en grupos con amplio rechazo social; según algunas fuentes y encuestas hechas a haitianos —con derecho a voto—, indican, que ellos no simpatizan con el liderazgo de la oposición.
El colchón de votos de haitianos busca la consolidación de una plutocracia antinacional y que empobrece moral y económicamente la nación, fracturando e incluso, dividiendo las instituciones. Este colchón de votos busca un cambio de rumbo geopolítico, cultural y político.
Esta especie, de acuerdo ambicioso y execrable, busca beneficios mezquinos, económicos y personales. Nos hemos ganado la mofa y el irrespeto internacional. Hay cómplices y sirven de ayuda a los que piensan que Haití pasará a ser el patio trasero de nuestra gloriosa República Dominicana. Ya han logrado convertir esto en una situación incómoda y desesperante; casi tienen paranoica a la sociedad dominicana.
No podemos permitir que conviertan la democracia en una farsa electoral, porque de alguna forma u otra, buscan que los incontrolables haitianos puedan votar, en verdad y en el fondo, es algo ilegítimo. Nuestra gente tiene miedo de ser engañada, de ser “haitianizada”; tiene miedo a que le “armen un muñeco” o que le tiren “ese muerto” o esa “comida masticada”; y lo peor de todo, existe una sospecha de ser traicionados sin ni siquiera poder defendernos.
Gracias al giro de las redes sociales y el impacto mediático del nacionalismo galopante, la sociedad ha podido defender este país. Pero debemos advertir, que el perverso colchón de votos es la única salvación de los desalmados antipatria. Estos pactos —no firmados— desintegrarían de una vez por todas a la Primera Civilización del Nuevo Mundo y la que fue la Atenas del continente.
Solo la unión salva a esta nación de la desgracia de este colchón de votos de haitianos y, sus aliados, desde sus repugnantes guaridas, han planificado y buscan imponerse a esta Patria, siempre indómita y brava. Si no encuentran el respaldo nacional, lo buscarán, desde afuera, de sus interesados aliados. Este colchón de votos haitianos busca darnos una estocada y de manera a traición.
Esta colaboración de manos extranjeras, debe tener su consecuencia electoral. Nadie se debe inmiscuir en los asuntos puramente dominicanos. Desde las diferentes regiones, los haitianos están claros, sobre quién o quiénes les convienen para hacer realidad los sueños de Toussaint Louverture.
Este coqueteo y ambivalencia nos preocupa. El nacionalismo no es ambivalente. El patriota no es ambivalente: el patriota es decidido.
Solo basta analizar, que, en cada cuadra, desde Higüey a Montecristi y Pedernales, los ilegales haitianos, nos desfilan con total naturalidad, que tal vez, debemos nosotros mirar de manera cabizbaja. Nada más indignante.
Con el estatuto de refugiados, luego podrían solicitar el estatus de residentes y poder votar. Solo estos proyectos saboteados por el pueblo, es una muestra de la gravedad del plan no firmado y de para qué dan los antipatria. El colchón de votos genera confianza plena. El colchón de votos de ilegales busca lograr de una vez por todas, la fusión.
Este colchón de votos fracasará y deben saberlo. Hoy día estamos vulnerables, pero no nos hemos rendido. Resistiremos, que no quepa la menor duda. Estos enemigos peligrosos de la nación dominicana, merecen el castigo colectivo nacional…